Si consideramos que el hecho mismo de votar es el resultado de las pulsiones que hacen que el ciudadano se decida por un partido u otro, se puede entender que la papeleta con la que se vota constituye una condensación de esas pulsiones que, tanto desde el programa como desde la campaña electoral de cada partido, han afectado al individuo.

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Desde este punto de vista, en esta pieza el valor del voto queda en entredicho, pues en ella se presentan las papeletas propias de cada partido y del Senado teñidas de negro, de forma que no dejan ver con claridad el contenido de la misma, aludiendo con ello a las retóricas y falsas promesas de la mayor parte de los discursos políticos, así como a la realidad de una política actual cada vez más controvertida y corrupta, que enturbia el derecho al voto. En este sentido “el papel lo aguanta todo”, tanto que las palabras se sobre-escriben una y otra vez hasta volverse sucias, opacas e ilegibles. Mientras que los sobres, destinados a llevar el voto y mantener el anonimato, como símbolo del deseo e ilusión del votante que- dan despojados de sentido, permaneciendo igualmente manchados y arrugados en el suelo.

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En cuanto a las palabras habladas, éstas “se las llevará el viento” pero, eso sí, primero deben convencer, esto es pulsionar, al individuo. De ahí la representación del oído como órgano pasivo, receptor de todas las pulsiones contenidas en los discursos políticos, pulsiones que plásticamente han sido materializadas en canutillos de papel igualmente tintados.

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Con todo ello, en última instancia esta pieza reflexiona sobre el derecho al voto establecido en el Artículo 23 de la Constitución española, y el sistema electoral diseñado para llevarlo a cabo. De modo que dicho artículo impreso se presenta adherido a una broca como imaginario representativo de una pulsión perdida o divinizada, enmarcada como si de un objeto precioso se tratara; una pulsión que nunca ha llegado a formar parte de nada ni de nadie.

 

Pieza producida para la IX Bienal Internacional de Arte SIART 2016 , La Paz Bolivia.

Comisariado por Francis Naranjo.

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